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Se cree que la manera de dormir, bañar, vestir y alimentar al bebé son, culturalmente, tareas de mujeres, pero ¿por qué un hombre no puede tomar la iniciativa en estos menesteres?

 

Sin embargo, su presencia en la crianza va más allá de esto. En la cotidianidad del niño, el padre es clave para favorecer su crecimiento y desarrollo. No se trata únicamente de que comparta un mismo espacio con él, sino de que asuma responsabilidades en su formación y, lo más importante, le brinde afecto.

Tan relevante es ese vínculo entre padre e hijo que la Secretaría Distrital de Integración Social, en Bogotá, creó una estrategia para que los niños de la ciudad certifiquen a sus padres como ‘papás de calidad’ a través de seis aspectos: presencia significativa, privilegio de sus necesidades, capacidad de escucha, relación sólida (sin importar cómo es la de pareja), juego y educación con amor.

Esta experiencia les permitió a los padres reflexionar acerca de la manera como se relacionan con sus hijos.

Papá perfecto no existe pero sí una figura que puede ejercer su paternidad de forma amorosa y responsable. No se puede calificar a un hombre como un buen o mal padre, pero sí evaluar sus actitudes para saber cuáles son sus aciertos y equivocaciones en la manera de relacionarse con su hijo. El objetivo es que el pequeño tenga un desarrollo sano, a partir de un vínculo afectivo estrecho con su padre.

Según la sicóloga Isabel Cristina Bettín, el padre responsable es aquel que piensa que su hijo puede tomar decisiones o al menos las discute con él; el que estimula su independencia y autonomía; el que cree en el respeto mutuo y en la entrega a los demás; el que fija normas realistas y coherentes, y el que educa partiendo del amor y la tolerancia.También lo es aquel que deja atrás comportamientos que suelen ser inherentes al rol masculino en la sociedad y que pueden interferir en la paternidad como, por ejemplo, delegar en las mujeres la responsabilidad de la crianza, invalidar sentimientos (decirle a un niño que los ‘machos’ no lloran), justificar la brusquedad como un comportamiento propio de los hombres y ser poco afectuoso.Estas son diez conductas apropiadas para llevarse el título de ‘padre ejemplar’:

*       Piensa en hacer feliz a su hijo. Para Claudia Jiménez Chacón, sicóloga de la Asociación afecto contra el maltrato infantil, un hombre que busca la felicidad de su pequeño es cuidadoso para que este sea estable emocionalmente.

*       Demuestra afecto y respeto. Abraza, besa y pronuncia palabras dulces. No teme decir ‘te quiero’.

*       Enseña a su hijo a identificar, expresar y aceptar sus sentimientos. Según Jiménez, reconocer y aceptar las emociones le permite al ser humano convivir con tranquilidad y tener relaciones sociales más armoniosas. “El hombre es un ser que tiene la capacidad de expresar sentimientos tiernos y positivos, con aceptación y orgullo, rompiendo el estigma de que la masculinidad implica brusquedad y ocultar sentimientos”, afirma la experta.

*       Reconoce la importancia de su presencia en la vida de sus hijos. Un padre es una figura clave dentro del hogar, pues enseña y aporta cosas diferentes a las de una mujer (por ejemplo, acuna al bebé de arriba hacia abajo), es práctico, no tan verbal, más concreto y aporta soluciones a problemas.

*       Muestra el mundo a su hijo y enseña ‘logros motores’. Los hombres, explica la sicóloga Juana Morales, experta en crianza y desarrollo, son importantes para impulsar aprendizajes como montar bicicleta, triciclo, trepar, correr, saltar y tomar riesgos, entre otros.

*       Dedica tiempo exclusivo para el juego. El padre no solo se divierte con su pequeño, sino que le enseña sentimientos de gozo y emotividad. La sicóloga Claudia Jiménez recomienda a los padres que en este espacio lúdico no haya interrupciones y que al jugar con sus hijos tengan contacto visual con ellos, estén a su altura y realicen actividades agradables y didácticas, ojalá motivadas por los infantes. A través del juego los padres enseñan la realidad de la vida en cuanto a ganar, perder, respetar turnos, ser honestos, seguir reglas, compartir y trabajar en equipo.

*       Reconoce los logros de su hijo y le permite aprender de los errores. Generalmente, no se es exitoso al primer intento. Un infante necesita varios ensayos para aprender.

*       Educa y corrige sin maltratar. Un padre debe ser claro y coherente con los límites que establece, los cuales debe trazar de manera mancomunada con su pareja. “Si trabaja todo el día y la mamá se queda en casa y es quien maneja las rutinas de cuidado, sueño y alimentación con los niños, el hombre debe ponerse de acuerdo con ella en aspectos básicos para estructurar las normas del hogar”, explica la sicóloga Juana Morales. Es importante, además, que después del trabajo, intente involucrarse en dichas rutinas. Todo extremo es malo: los golpes y las malas palabras no son la forma adecuada de corregir a un niño, como tampoco lo es permitirle que haga todo lo que desee sin una guía acertada y oportuna. Es clave que el papá cumpla lo que diga en cuestión de límites, sin agredir física o verbalmente, sino que a partir de normas claras, le cuente al niño por qué son importantes para la convivencia familiar.

*       Resalta el comportamiento adecuado pero corrige con claridad el inadecuado. Es necesario expresar palabras de aliento cuando el infante hace las cosas bien y hacerle caer en cuenta de sus errores.

*       Reconoce sus fortalezas y debilidades. Así le ayuda a su hijo a identificar y discriminar las propias.

*       Es coherente con lo que piensa, siente y hace. Los niños imitan lo que ven, así que hay que darles buen ejemplo.

*       Tiene buenas habilidades de comunicación. “Escucha con atención, hace contacto visual, respeta la palabra de su hijo y comparte sus anécdotas”, afirma la sicóloga Claudia Jiménez. Para un niño es importante que su padre lo escuche.

*       Modela el significado de ser hombre. Le enseña a su hijo a construir relaciones desde lo masculino, indica la sicóloga Morales.

*       Sabe quién y cómo es su hijo. El comportamiento de los niños es impredecible, pero hay características propias que definen su temperamento. Lo importante es que el padre le dedique tiempo, se involucre en su crianza y no busque convertirlo en un ser perfecto.

Figura que debe hacer presencia en el seno del hogar

En el 'Arte de criar hijos con amor', guías de crianza elaboradas por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y la Sociedad Colombiana de Pediatría, una de ellas, ‘Paternar es amor’, se refiere a la importancia de que el hombre se involucre afectivamente, asuma roles y responsabilidades dentro de la familia y participe en la crianza y formación de sus hijos. Algunas claves de lo que esto significa son:

*       Estar presente, dar ejemplo, amar y ser amado.

*       Es una imagen con la que sus hijos se pueden identificar.

*       Sentir las alegrías y molestias del embarazo a la par con su pareja y volverse comprensivo al compartir las necesidades y cambios que ésta manifiesta durante la gestación.

*       Se prepara con su esposa para tener un parto saludable y la acompaña en este momento.

*       Participa en labores como el baño, la alimentación, el vestido; además, ayuda con trabajos domésticos y disfruta el placer de ver crecer a sus pequeños.

*       Cree en él como padre y actúa en consecuencia.

*       No existen labores exclusivamente femeninas o masculinas, pues los hombres también son capaces de participar de las tareas del hogar.

Ser padre divorciado

Cuando una pareja se divorcia, el mayor reto es mantener una relación cordial para seguir siendo padres. Para que no se afecte el trato con los hijos, la sicóloga Cecilia Zuleta, experta en crianza y desarrollo, aconseja:

*       El padre debe ser constante y predecible en sus visitas.

*       Durante el tiempo que comparta con su hijo, busque actividades apropiadas para él. La idea es que disfruten el tiempo que permanezcan juntos.

*       Es importante que el papá le deje saber a su hijo que todos los días está pendiente de él, aunque no lo pueda ver. Así, de alguna manera, suple su ausencia.

*       El niño no debe sentir rivalidad entre sus padres. Estos tienen que tratarse de manera respetuosa.

*       Es importante que en ambos hogares existan reglas que no sean contradictorias.

Cifras que reflejan una realidad preocupante 

*       Según estadísticas del Dane, en el censo de 2005 se encontró que en Colombia, de 100 hogares, 30 tienen como jefe de hogar a las mujeres.

*       Datos de la Secretaría Distrital de Integración Social afirman que de casi dos millones de hogares en Bogotá, 230.000 tienen mujeres cabezas de familia.

*       Para el 2006 se registraron 785 denuncias de abuso sexual contra niños . 90 por ciento de los agresores son hombres.

*       La violencia sicológica es la más frecuente: 57 por ciento. Falta de comunicación, una causa de violencia intrafamiliar.

*       En el 2005 se recibieron 5.000 demandas por maltrato infantil en la ciudad.

*       En Bogotá, se reciben al año 2.500 solicitudes para practicar prueba genética que compruebe la paternidad.

"Un buen padre NO es aquel que exige perfección o cree que siempre tiene la razón”, dice sicóloga Isabel Cristina Bettín.

"Hay que hablar antes de gritar. Un niño aprende con hechos”, afirma la sicóloga Juana Morales.

 

Andrea Linares Gómez
Redactora ABC del bebé

 

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